
¿Por qué digo pasión y no trabajo? Porque eso es lo que es para nosotros, los ganaderos, los criadores, los que estamos atrás de nuestra hacienda todos los días y hacemos todo lo posible para sostener la producción diaria de alimentos para la población argentina y mundial. Pasión: sentimiento vehemente, capaz de dominar la voluntad y perturbar la razón. Fue la primer definición que encontré en internet y me pareció exacta para definir también la “ganadería”, está actividad solo apta para los que la amamos, para los que la sentimos y la vivimos en el campo a diario, para los que a fuerza de voluntad trabajamos con la naturaleza en su forma mas pura y muchas veces en contra de nuestra razón.
Digo esto último ya que al fin y al cabo la ganadería también es un trabajo, el cual como todo rubro o empleo deber ser rentable y dejando un margen económico al ser finalizado, algo que retribuya o le dé valor al esfuerzo, a la inversión, o cómo la palabra misma lo dice, al trabajo.
En Argentina durante todo 2022 la ganadería bovina perdió el poco margen que le quedaba, volviendo muchos sistemas antieconomicos y sin resiliencia alguna, situación que sumada a uno de los periodos de sequía mas notables a nivel histórico llevó a que muchísimos productores agropecuarios tengan que achicar parte de su rodeo reduciendo los niveles de producción de alimentos presentes y futuros. La principal causa de ésto creo yo, fue la inflación que bajó un “doble golpe” arrasó por un lado, con el aumento de costos productivos sistemáticamente todos los meses llevando a los insumos (gas oil, vacunas, alambres, herramientas, repuestos) a aumentar desde el 100 al 200% en el análisis anual. En el otro extremo la inflación también generó pérdida de valor adquisitivo en toda la población, reduciendo las posibilidades de comprar carne por parte de las personas y forzándolas a comer alimentos de menor precio y calidad (recordemos que más del 70% la carne producida en argentina está dirigida al mercado interno).
Este doble encuentro, las exportaciones intervenidas y la alta presión impositiva llevaron a que la actividad en muchísimos establecimientos, sobre todos los más chicos, las pymes, o en zonas marginales que es donde mayoritariamente se produce la ganadería extensiva queden sin margen o rentabilidad siendo directamente antieconómicos. Como ya ha pasado y hemos vivido, la hoy liquidación de rodeos llevará a la falta de madres y hacienda en el futuro, quedando menos participantes en la cadena y generando altos rebotes de precio por muy baja oferta, todo finalmente impactando en el mostrador y en la calidad de alimentación de las personas no pudiendo comer lo que desean.
Una vez más, la historia de siempre.
Por Bruno Riboldi, ingeniero agrónomo, productor agropecuario.
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