27 de julio de 2025

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Matías Manfroi, 20 años de genética Hampshire Down con los pies en la pista y la mirada en el plato

Matías Manfroi, de Cabaña Unelén, celebra 20 años en Palermo con un Campeón Macho y una visión clara: genética con destino al plato.

El titular de Cabaña Unelén celebró dos décadas ininterrumpidas en Palermo coronadas con un nuevo Campeón Macho. Producción intensiva, pasión familiar y un sueño latente: el Mundial en Argentina.

Desde la Ruta 8, a 12 kilómetros de Venado Tuerto, la entrada al campo de Cabaña Unelén es también la puerta de entrada a una historia de genética, constancia y pasión. Allí vive Matías Manfroi, el alma de un proyecto que nació en 2003 de la mano de su padre y que hoy, 20 años después, se consagra en la pista de Palermo con una marca imborrable: 11 grandes campeones y 11 reservados.

Este año, Manfroi , junto a Veronica su esposa y su equipo volvieron a levantar la bandera de la excelencia con el Gran Campeón Macho de la raza Hampshire Down, uno de los premios más esperados de la temporada. Pero más allá de los galardones, lo que distingue al proyecto es el compromiso con una genética carnicera y funcional, pensada para la producción real.

“Mi viejo compró el campo con unas instalaciones hermosas, pensadas para un semillero, pero decidió apostar a las ovejas. Así nació todo. En 2004 arrancó con los primeros ejemplares puros de pedigree y yo, recién salido del colegio, me sumé al proyecto familiar”, recuerda Matías.

Hoy, Cabaña Unelén maneja unas 25 hectáreas, con 500 animales distribuidos en un sistema intensivo: los ovinos duermen en corral, se alimentan con raciones específicas y salen a pastorear en potreros rotativos. Además, se combinan tres razas bovinas y una filosofía clara: “La mansedumbre, la docilidad y la calidad carnicera tienen que estar en cada animal”.

La evaluación de los ejemplares no es superficial. “Buscamos equilibrio: buena cabeza, desarrollo, cuartos bien conformados, costillar largo y grasa dorsal. También medimos marmoreo y rendimiento. La pista es importante, pero el foco está en lo que el animal puede ofrecer en el plato”, remarca.

En cada exposición, Manfroi se exige más. “Cada expo es más importante que la anterior. No me relajo. Mi viejo me enseñó que no hay que estancarse, que siempre se puede presentar algo mejor”, dice con determinación.

El grupo humano que conforma la raza también lo entusiasma. “La competencia queda adentro de la pista. Afuera trabajamos todos juntos. Hay una comisión unida, con objetivos claros y continuidad en lo que se viene haciendo bien”, destaca.

Y aunque el calendario de exposiciones sigue su curso, su mente ya está en el gran objetivo: el Congreso Mundial. “Ese es mi sueño. Que se haga en Argentina. Sería el plato fuerte de todo este recorrido”, concluye.