11 de septiembre de 2025

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Pablo Adreani: “Argentina necesita políticas de estado para dejar de mirar al campo como un problema”

El analista de mercados y fundador de El Faro Trading repasó el presente de los granos a nivel global, el impacto de las políticas arancelarias, la relación entre China, Brasil y Estados Unidos, la coyuntura electoral y climática, y el peso de las retenciones como obstáculo central.

Adreani lleva más de tres décadas observando con precisión quirúrgica el pulso del comercio internacional y comenzó con un dato fuerte: Estados Unidos está en plena cosecha récord de maíz, con 425 millones de toneladas y rindes promedio de 11.300 kilos por hectárea. Ya se levantó un tercio y en pocas semanas se generalizará. “Uno podría pensar que una cosecha récord implica un mercado bajista. Sin embargo, mi visión es la contraria: el mercado tocó un piso, tanto en Argentina como en Chicago. Desde octubre en adelante Chicago consolidó una suba de 14 o 15 dólares, y la gran pregunta es si esa suba terminará derramando en Argentina”, sostuvo.

En el mercado internacional de maíz hay cuatro protagonistas: Estados Unidos, Brasil, Ucrania y Argentina. Brasil, con 137 millones de toneladas, se transformó en el principal exportador global, aunque con precios FOB más caros que los estadounidenses. La diferencia, explicó Adriani, está en la calidad: el maíz del Golfo es grado tres, mientras que el brasileño es grado uno o dos. Argentina, en cambio, aparece hoy con el maíz más barato del mundo, lo que le permite sostener un buen nivel de negocios. “No obstante, los exportadores muestran cautela y no registran nuevas ventas. El clima electoral en Buenos Aires y la elección nacional del 26 de octubre impactan en las decisiones de los operadores”, advirtió.

En soja, el eje de la discusión es político y comercial. China decidió dejar de comprar a Estados Unidos y reforzó su vínculo con Brasil, que exporta 100 millones de toneladas, prácticamente la misma cifra que importa el gigante asiático. Sin embargo, Argentina también ganó espacio: en pocos meses los exportadores pasaron de 3,5 millones a 8,3 millones de toneladas declaradas de poroto. Según Adreani, esto se debe a la estrategia de las multinacionales, que priorizaron la venta de semilla entera antes que su industrialización. La menor oferta local se cubrió con importaciones desde Paraguay y Brasil.

Retenciones, cultura y políticas de estado

Consultado sobre las razones que frenan la expansión de la soja argentina, Adreani fue tajante: “Las retenciones. Llevamos seis años produciendo lo mismo porque el productor recibe entre 100 y 120 dólares menos por tonelada. En el NOA y NEA se perdieron 2,5 millones de hectáreas que pasaron a otros cultivos”. Recordó que, aunque bajaron del 31% al 24,5%, siguen siendo “un salvavidas de plomo” y contrastó con Brasil, que en una década pasó de 100 a 170 millones de toneladas.

Para el analista, eliminar retenciones sería el primer paso para recuperar confianza. “El propio gobierno reconoce que son un mal impuesto, pero sigue conviviendo con ellas por el facilismo recaudatorio: los exportadores actúan como su AFIP privada”, afirmó.

Más allá de lo económico, habló de una cuestión cultural. “En Brasil lo que es bueno para el campo es bueno para el país. Aquí, en cambio, todavía existe un preconcepto instalado que asocia al productor con el terrateniente rico. Falta orgullo de ser un país agroindustrial. Somos líderes mundiales en carnes, maíz, trigo, maní, aceites, pero lo vivimos con culpa. Y lo que se olvida es que la 4×4 no es un lujo, es una necesidad para transitar caminos rurales que los gobiernos no arreglan”.

También se refirió al clima, marcado por lluvias de Santa Rosa de hasta 200 milímetros. “Complicaron las siembras de maíz, girasol y soja. Los productores saben que deberán esperar al menos diez días antes de reanudar las labores. Dependerá de que el clima se normalice”, explicó.

Trayectoria y visión de futuro

Ingeniero agrónomo con posgrado en comercio exterior, Adreani comenzó su carrera en Cargill, donde trabajó diez años. En 1994 fundó su primera consultora y más tarde creó El Faro Trading, desde donde asesora a productores, cooperativas y empresas. “Mi meta siempre fue que mis clientes ganen plata. No somos infalibles, pero tenemos la experiencia para anticipar y rectificar escenarios. Lo importante es la sinceridad: si el mercado cambia, el productor recibe un llamado inmediato con la nueva lectura”, subrayó.

Hoy sueña con llevar su visión a productores de toda América Latina. “Quiero llegar también a México, Colombia, Perú, Chile o Paraguay, y ofrecerles la mirada de un analista del hemisferio sur”, señaló. Y cerró con un mensaje contundente: “Tenemos todos los climas y suelos, pero necesitamos políticas que dejen de mirar al campo como el problema y lo reconozcan como la solución. El agro es el faro que puede guiar a la Argentina hacia un futuro de mayor producción y exportaciones”