
Argentina transita los efectos visibles del cambio climático mientras intenta sostener una economía profundamente ligada al agro. Para Mariano Cuvertino, diputado provincial en Santa Fe por el Partido Socialista, enfrentar esta realidad requiere reconocer el problema, dimensionarlo y actuar con una estrategia clara. Así lo plantea al analizar el informe “Ideas en la mira ” del Centro de Estudios DEMOS, que detalla cómo el clima extremo afecta a la producción, la macroeconomía y la vida social del país.
Cuvertino describe un escenario concreto. “Hay una ligazón directa entre las consecuencias del cambio climático y el funcionamiento de la macroeconomía”, explica, especialmente en un país cuya generación de divisas depende de la actividad agropecuaria. Cita la sequía de 2022 y 2023 como ejemplo: el propio Gobierno nacional admitió una pérdida de 9000 millones de dólares —casi tres puntos del PBI— producto de ese evento climático.
El legislador sostiene que el país enfrenta un fenómeno global con impacto local directo, y que negarlo solo agrava sus consecuencias. Mientras algunos relativizan el tema o lo presentan como “una construcción internacional”, él elige apoyarse en los consensos científicos: “No es el mismo mundo que hace 30 años”.
También remarca la desigualdad global: las principales potencias son las mayores responsables históricas de emisiones y, aun así, exigen estándares que muchas veces no cumplen. Sin embargo, sostiene que Argentina debe avanzar con sus propias políticas, considerando su diversidad climática, su potencial productivo y su vulnerabilidad.
Para Cuvertino, el gran obstáculo no es técnico sino cultural y político. “Somos un país pendular”, afirma. Ese movimiento constante entre extremos impide construir políticas públicas duraderas. En materia climática —dice— se requieren diálogo, consenso y coordinación entre Nación, provincias y sector privado. “Si no rompemos esa dinámica, no solo no vamos a resolver problemas históricos, tampoco podremos mitigar los impactos que ya sufrimos”.
La discusión sobre sustentabilidad conduce al análisis productivo. El diputado plantea que la falta de incentivos al sector agropecuario impide avanzar en prácticas regenerativas, reposición de nutrientes y mejoras del suelo. Menciona las retenciones como un instrumento que “pudo haber sido útil de forma coyuntural, pero se volvió estructural y hoy es negativo para la producción y la generación de riqueza”.
En esa línea, destaca iniciativas propias, como el proyecto de ley que impulsa el uso de tecnologías Agtech para optimizar insumos, reemplazar químicos, transformar residuos en energía y promover sistemas de riego eficientes. “Son ejemplos concretos donde el Estado podría promover un salto productivo, económico, ambiental y social”, subraya.
Sobre Santa Fe, una provincia estratégica en producción, puertos y exportaciones, señala el trabajo para fortalecer su matriz logística con eje en la hidrovía. “Una barcaza emite 20 veces menos dióxido de carbono que un camión. Reducimos costos, tiempos, riesgos y ganamos competitividad”. Asegura que Argentina podría tener “un Mississippi sudamericano” si hubiera una decisión nacional alineada con esa visión.
El análisis conduce a una pregunta estructural: por qué Argentina, con recursos naturales excepcionales, no logra consolidar políticas públicas que permitan despegar. Cuvertino responde: “Los países de la región construyeron consensos económicos básicos que se sostienen más allá de quién gobierne. Nosotros no”. Para él, el desafío es recuperar diálogo, normalidad institucional y una cultura del acuerdo: “No hay blanco o negro. Hay grises. Y necesitamos volver a los grises”.
En este marco, reivindica el rol de las legislaturas como espacios centrales para construir acuerdos, ejercer contrapeso y dar continuidad institucional. “Tienen que recuperar protagonismo y fortalecerse frente a un presidencialismo muy fuerte”, afirma.
¿Quién es Mariano Cuvertino? Se define como “un santafesino del interior, hijo de inmigrantes, que aprendió del trabajo y la producción”. Contador público y hoy cursando una maestría en desarrollo económico, afirma que intenta honrar el legado de maestros del socialismo como Esteban Boero, Hermes Binner y Miguel Lifschitz. Y recuerda una frase que guía su trabajo: “Hay que tomar decisiones pensando en las próximas generaciones, no en las próximas elecciones”.
Con esa premisa sostiene su apuesta por un país más estable y previsible, cercano a otros que avanzaron sin abandonar acuerdos básicos. Aspira a que Argentina abandone el “país al margen de la ley” y recupere una senda de crecimiento con inclusión, diálogo y desarrollo real.

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