26 de agosto de 2025

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INTA: cuando la dignidad pesa más que el cargo

INTA en crisis: Bronzovich entre la firma de despidos y la dignidad de renunciar

En el campo argentino hay silencios que duelen más que las palabras. En las últimas semanas, el presidente del INTA, Nicolás Bronzovich, quedó en el centro de un torbellino que puso en juego no solo la institucionalidad de un organismo clave para la ciencia y la producción, sino también su propia integridad como profesional y hombre de bien.

La paradoja es evidente: la Justicia y el Congreso ya le dieron la espalda al decreto presidencial que pretendía reestructurar al INTA y a otros organismos técnicos, marcando un límite institucional al avance de la motosierra. Y sin embargo, dentro del organismo reina la incertidumbre. No hay claridad sobre el futuro, los trabajadores sufren el impacto de los despidos y la conducción parece más preocupada por sostener un cargo que por defender la esencia de una institución histórica.

Bronzovich reconoció, ante propios y extraños, que no decidió nada respecto de los casi 300 despidos en el INTA, pero que aun así firmó las listas que le envió el Ministerio de Economía. Un acto burocrático que, sin embargo, lleva el peso humano de cada investigador, técnico y trabajador que hoy queda afuera después de años de entrega. La firma fue suya, aunque las decisiones no lo fueran.

A ello se suma su reacción hace un tiempo atrás en el Simposio Fertilizar, donde ante una pregunta legítima de la prensa agropecuaria, eligió la descalificación en lugar de la respuesta. “Ni el peor profesor me hizo una pregunta tan difícil”, lanzó, dejando expuesto el vacío de conducción y la falta de diálogo en un momento que pedía calma, transparencia y rumbo.

No es un hecho menor. Como señalamos desde aquí , “cuando se agrede al mensajero, se silencia al agro”. Porque no se trata de una cuestión personal: las preguntas de la prensa representan las dudas de miles de productores, técnicos y familias que viven de la producción. Callar al periodismo es callar a todo el sector.

Por qué debería renunciar

En este marco, la continuidad de Bronzovich al frente del INTA es insostenible. No por un capricho político, sino por razones más profundas, vinculadas a la ética y a la dignidad.

Por solidaridad con los despedidos: ningún profesional puede mirar a los ojos a quienes quedaron afuera y limitarse a decir “yo no decidí nada”. La empatía no se declama, se ejerce.

Por hombría de bien: si el presidente de un organismo admite que no tiene capacidad de decisión, entonces permanecer en el cargo es aceptar una mentira institucional. La coherencia exige dar un paso al costado.

Por trayectoria personal: Bronzovich fue durante años un profesional respetado en el ámbito agropecuario. Aparte siempre fue un buen tipo. No debería tirar por la borda esa reputación aferrándose a un sillón que lo condena a la impotencia.

Una salida por dignidad

El INTA no necesita un presidente espectador. Necesita un líder que dialogue, que defienda a sus equipos y que dé certezas en tiempos turbulentos. Hoy, cuando el Congreso y la Justicia marcaron límites claros al Gobierno y cuando la sociedad reclama transparencia y compromiso, la renuncia de Nicolás Bronzovich no sería una derrota.

Por el contrario, sería un acto de valentía, de coherencia y de humanidad. El gesto de alguien que entiende que el respeto no se compra con un cargo, sino que se construye con dignidad y hombría de bien.