
La entidad rural denunció que la crisis hídrica ya no solo golpea a la producción, sino también a las familias rurales aisladas. Reclaman obras hídricas, medidas impositivas y financiamiento urgente.
La Confederación de Asociaciones Rurales de Buenos Aires y La Pampa (Carbap) volvió a encender las alarmas frente a la crítica situación que atraviesa gran parte del interior bonaerense. Desde hace meses, la entidad venía advirtiendo que la falta de infraestructura y obras hídricas agravaría los efectos de las lluvias. Hoy, con casi un millón y medio de hectáreas anegadas y más de 3 millones comprometidas para la producción, la emergencia golpea tanto a los campos como a la vida cotidiana de miles de familias.
Los datos obtenidos a partir de imágenes satelitales entre el 2 y el 7 de septiembre revelan que distritos como 9 de Julio, Lincoln, Bolívar, 25 de Mayo, General Alvear y Carlos Casares concentran la mayor superficie afectada. En total, más de 1,4 millones de hectáreas presentan anegamiento severo, y el panorama se amplía a más de 2 millones si se incluye la cuenca del río Salado.
Carbap subrayó que la crisis no se limita al daño productivo. Escuelas rurales que no pueden recibir a los chicos, ambulancias imposibilitadas de llegar a los parajes, tambos que no logran sacar la leche y caminos convertidos en trampas de barro son parte del drama cotidiano.
Frente a este escenario, la entidad reclamó tres medidas inmediatas: la concreción de las obras hídricas postergadas, la aplicación de la Ley de Emergencia Agropecuaria con prórroga de impuestos, y líneas de crédito específicas a través del Banco Nación y Banco Provincia.
“Hoy ya no hablamos solo de hectáreas bajo el agua, hablamos de familias aisladas, de chicos que no van a la escuela, de productores que ven perder un año entero de esfuerzo”, advirtió Carbap, insistiendo en que la ausencia de respuestas estatales deja solos a los habitantes del campo frente al desastre.
La entidad recordó que fue la primera en emitir informes y alertas sobre la crisis, y destacó el trabajo de las rurales locales y sus dirigentes, que recorren los campos anegados y elevan los reclamos. Sin embargo, remarcaron que los esfuerzos gremiales no alcanzan si los distintos niveles de gobierno no actúan con rapidez y responsabilidad.
“Cada lluvia extraordinaria no puede convertirse en tragedia anunciada”, señaló Carbap. Y cerró: “No estamos hablando solo de agua. Estamos hablando de vidas, de futuro y de esperanza”.
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