Claudio Schonfeld: una vida entre papeles, registros y el alma del Angus

Claudio Schonfeld tiene claro cuándo empezó a “respirar Angus”. Tenía 22 años y fue su primer paso dentro de la Asociación Argentina de Angus. Desde entonces, su vida quedó atravesada por los toros, las exposiciones, los criadores, los registros y los caminos rurales. Hoy, a un año de su jubilación, repasa su recorrido con una mezcla de orgullo, nostalgia y pasión intacta.

“Empecé trabajando en el área de socios”, recuerda. Con el tiempo, sumó exposiciones, registros y manejo de sistemas. “Creo que pasé por todos los sectores de la Asociación”, dice con una sonrisa tranquila. De todas esas etapas, guarda un cariño especial por las exposiciones, donde pasó más años, pero asegura que lo que más lo entusiasma en esta etapa es el área de registros.

“No es lo mismo seguir una línea que construir desde cero. Cuando no hay nada hecho, todo lo que generás es propio. Eso te abre horizontes, te da brillo en la mirada”, explica, dejando ver que para él, el trabajo también es una forma de dejar huella.

Hoy, desde su rol actual, Schonfeld acompaña a los productores que desean registrar sus animales. “Registramos vacas, toros, terneros. Todo. Si un productor se acerca, le damos una mano para seleccionar y para ganar plata”, señala. Pero su visión va más allá de los papeles: “Nada es rígido. Vamos al campo, hablamos, vemos las vacas y sobre todo, qué quiere hacer el productor. Es un trabajo en conjunto”.

La Asociación cuenta actualmente con unos 1800 criadores activos y realiza entre 1300 y 1400 controles anuales. Pero lo que más destaca Claudio de esta etapa es el vínculo entre la Asociación y los productores: “Nunca hubo una relación tan cercana. Esa unión es mérito de esta comisión directiva”.

El año próximo se jubila. Dice que está concentrado en dejar ordenada una de las áreas más importantes de la Asociación, y que cuando logre eso, sentirá que su ciclo está cumplido. “Es mi techo”, confiesa con serenidad.

¿Y después? ¿Qué hace alguien que vivió 25 años entre pistas de jura, caravanas y planillas? “El otro día me pasó… Era domingo, en otro tiempo hubiera estado en la admisión de una exposición. Pero estaba en mi casa, tomando mate. Sentís un vacío, claro. Pero también tranquilidad: la gente que está lo hace bien, y uno sabe que los preparó”, reflexiona.

El trabajo de toda una vida no fue sin sacrificios. La familia, como tantas veces en el agro, tuvo que adaptarse. “Se acostumbran a que uno no llegue a horario, a los fines de semana sin verme. Pero respetan mi trabajo. Y eso vale todo”, afirma.

Cuando se le pregunta por la felicidad, Claudio responde sin grandilocuencia. “Angus es parte de mi vida. Desde que salí del cascarón estoy en la Asociación. Lo único que te llevás no es lo material: es el afecto de la gente, de tu familia, de tus hijos. No mucho más que eso, pero muy valioso”.

Así habla quien dedicó una vida a construir, no sólo registros, sino también confianza, vínculos y pasión. Una pasión que, más allá de la jubilación, seguirá respirando Angus.-