
El CEO de Bayer Cono Sur analizó los desafíos de la cadena agroindustrial, el rol de las nuevas generaciones y la urgencia de construir una comunicación más integrada para explicar quiénes somos y quiénes queremos ser como sector.
Juan Farinati, CEO de Bayer Cono Sur, cerró ayer el encuentro Connectagro que se realizó en el Centro Audiovisual Inmersivo (CAI) con una reflexión que atravesó toda la jornada: el agro argentino es un sector tan diverso como estratégico, y su futuro dependerá de la capacidad de fortalecer la red que lo sostiene. La agenda del evento fue amplia y heterogénea, con un público igualmente diverso, un escenario que permitió recorrer distintas aristas de la cadena agroindustrial y revisar la forma en que se construyen consensos y estrategias comunes.
Farinati destacó desde el inicio que el sector agroindustrial tiene un rol central en el desarrollo nacional. Recordó un concepto que sobrevoló el primer panel: “Si el agroindustrial no arranca, nada sucede”. Esa idea, dijo, resume la importancia estructural del campo, pero también obliga a reconocer que se trata de un sector profundamente plural, con problemáticas compartidas y otras muy distintas entre sí. La clave, afirmó, es comprender esa pluralidad y trabajar desde la compatibilidad, fortaleciendo la noción de red por sobre la de cadena. “Es muy difícil que un eslabón solo traccione; es la red completa la que empuja”, remarcó.
El segundo panel dejó otra pregunta abierta que Farinati retomó en su cierre: ¿Está la red preparada para acompañar a las nuevas generaciones? Según planteó, muchos jóvenes del sector esperan una red más sólida, coordinada y colaborativa. Lo percibió conversando con participantes de distintos lugares, incluso con jóvenes emprendedores , cuya energía y capacidad de iniciativa reflejan una tendencia generacional en todo el mundo. “Pienso en mi hija de 17 años, y en dónde estará ella en cinco o diez años. Las generaciones que vienen nos están empujando. La pregunta es si estamos listos para sostenerlas y potenciar lo que traen”, agregó.
Otro punto central fue la comunicación. Farinati insistió en la importancia de definir un “quiénes somos” común, algo que suele diluirse dentro de un sector que conversa mucho hacia adentro pero poco hacia afuera. Si cien argentinos vinculados al agro responden esa misma pregunta, probablemente den cien respuestas distintas. Y para él, ese es un problema estructural que debilita el posicionamiento ante la sociedad. «Tenemos que construir un mensaje coherente, consistente y compartido hacia otros», señaló.
En ese sentido, recordó que otros sectores han logrado instalar mensajes claros y duraderos. Mencionó como ejemplo el posicionamiento de gas y energía, hoy asociado a un mensaje que trasciende coyunturas y se mantuvo vigente más de una década. “Hay un poder enorme cuando un sector logra consolidar un monomensaje. No importa si pasan cinco o diez años: el concepto se instala”, explicó, insinuando que el agro todavía no alcanzó ese grado de cohesión narrativa.
Hacia el final, Farinati subrayó que el encuentro puso sobre la mesa una agenda rica en temas y que el desafío ahora es potenciar el trabajo en red. Para él, si la cadena agroindustrial logra fortalecer sus lazos, coordinar esfuerzos y sostener un mensaje común, no solo crecerá el sector: crecerá la Argentina. Citó las palabras de un expositor anterior, Germán Weiskind, para reforzar esta idea: “Si crece el sector agropecuario, no es solo importante para el sector. Es importante para el país”.
Con esa convicción, y con la certeza de que la próxima década se definirá por la capacidad del agro de integrar generaciones, tecnologías y discursos, Farinati concluyó agradeciendo la participación del público y ratificando un compromiso: seguir trabajando para que la red agroindustrial sea cada vez más fuerte, más plural y más capaz de impulsar el futuro argentino.

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