27 de octubre de 2025

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Indignación por la disolución de la Cátedra de Avicultura en la Facultad de Agronomía

El  presidente del Centro Argentino de Ingenieros Agrónomos (CADIA) , Ing. Agr. Sergio Waldman expresó su rechazo a la decisión del Consejo Directivo de la FAUBA de eliminar una cátedra clave para la formación zootécnica y la producción de proteínas en Argentina.

La decisión del Consejo Directivo de la Facultad de Agronomía de la Universidad de Buenos Aires (FAUBA), mediante la Resolución 2025-1068-E-UBA-DCT FAGRO, de disolver la Cátedra de Avicultura, Cunicultura y Apicultura del Departamento de Producción Animal, provocó una fuerte reacción en el ámbito académico y productivo. Entre las voces más críticas se destacó la del ingeniero agrónomo Sergio M. Waldman, quien manifestó su indignación y enfado frente a lo que considera un grave retroceso en la enseñanza agropecuaria argentina.

“Sentí indignación y enfado”, escribió Waldman en una carta dirigida a las autoridades de la FAUBA. “La indignación es el sentimiento de rechazo vehemente ante algo que choca con la conciencia moral o el sentido de justicia; el enfado, ese movimiento del ánimo que suscita ira o disgusto. Ambas cosas me genera esta decisión”.

El especialista recordó su profundo vínculo con la cátedra, donde fue docente, alumno y autor de su tesis con la máxima calificación, además de desempeñar cargos como profesor adjunto ad honorem, director de Granja de la SEAG, secretario coordinador del Plan Nacional Avícola y miembro fundador de la rama argentina de la World Poultry Science Association. También fue creador y editor de la revista Orientación Avícola durante más de 20 años.

“La avicultura —remarcó— es una actividad privada y totalmente particular en la Argentina. Produce proteínas de alta calidad, ya sea en carne o en huevos, y abarca mucho más que pollos: incluye pavos, patos, codornices y una amplia gama de productos industrializados como huevo líquido, mayonesas o fiambres”.

Waldman explicó que esta actividad se basa en cinco pilares fundamentales: genética, alimentación, manejo, sanidad y organización, y que la avicultura industrial es la que mejor aplica la tecnología zootécnica moderna, impulsando empleo, desarrollo regional y generación de riqueza.

“Eliminar una cátedra dedicada a una actividad de semejante magnitud es desconocer el progreso zootécnico y la manera en que se alimenta la humanidad”, advirtió.

El ingeniero planteó una serie de interrogantes a los responsables de la decisión:
¿Conocen la composición de la producción mundial de proteínas animales? ¿Saben cómo se produce y consume carne y huevos en Argentina? ¿Tienen idea del papel que cumple la avicultura en la transformación de granos y oleaginosas en proteínas de alta calidad biológica?

Con cifras concretas, recordó que la producción nacional supera los 2,5 millones de toneladas de carne aviar, con un consumo de 45 kilos por habitante al año, prácticamente igual al de carne vacuna. “No entender lo que pasa en el mundo ni en el país es muy grave”, señaló. “Disolver una cátedra es dejar de enseñar una actividad esencial para una alimentación saludable”.

En su reflexión final, Waldman advirtió sobre los riesgos de que la universidad se aleje de las actividades productivas reales:

“Ahondar en materias poco productivas, que no se incluyen en el espacio rural ni generan empleo, es avanzar hacia una universidad más propia de un secundario que de la enseñanza, la investigación y la extensión del conocimiento”.