7 de noviembre de 2025

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El Campo por todos los medios

Pablo Hernández, la pasión de una vida entre ovejas, genética y familia

Desde su cabaña El Principio, en General Belgrano, Pablo Hernández lleva más de tres décadas dedicadas a la ganadería ovina y vacuna. Entre la tradición, y el legado familiar, construyó un proyecto que hoy emociona al ver a sus hijos continuar el camino.

Pablo Hernández habla con serenidad, con ese tono de quien ha aprendido que en el campo todo llega con paciencia. Desde hace 31 años vive y trabaja en la Cuenca Baja del Salado, en General Belgrano, donde fundó su cabaña “El Principio”. Allí, junto a su esposa y sus hijos, lleva adelante un emprendimiento ganadero que combina vacas y ovejas, y que se convirtió con los años en una referencia de esfuerzo, selección y constancia.

“Arranqué cuando pude comprar el campo que tengo hoy. No es un campo grande, son 150 hectáreas, netamente pecuarias, donde desarrollo la actividad mixta entre vacas y ovejas”, explica. Sus inicios fueron con Hereford, pero poco después sumó las primeras ovejas: “Como muchos, empecé con la idea de tener una para comer un cordero, pero rápidamente me perfilé a trabajar como cabaña, porque era lo que ya hacía con el vacuno”.

Desde aquel 1994, cuando se radicó definitivamente en el campo, todo fue aprendizaje y evolución. “Fue un proceso lento, desde que uno arranca hasta que va tomando forma y conocimiento para desarrollar la actividad”, recuerda. Hoy, “El Principio” trabaja con un plantel de alrededor de 250 madres Hampshire Down de pedigree.

Herencia genética y evolución constante

Uno de los hitos más importantes en la historia de la cabaña ocurrió hace unos 15 años, cuando Hernández incorporó la genética de una majada de la histórica cabaña fundada en 1901 por la familia de Carlos Videla, expresidente de la raza. “Me pareció que era un patrimonio que no debía perderse”, señala. Desde entonces, “El Principio” mantiene varias corrientes de sangre y, en los últimos años, sumó genética inglesa mediante la inseminación con semen importado.

“Hoy tenemos alrededor de 80 nacimientos con media sangre inglesa y ya usamos algunos padres con muy buenos resultados. Uno de ellos fue reservado campeón carnero en Palermo y obtuvo los mejores datos de toda la exposición”, cuenta con orgullo.

Pero detrás de los logros hay una filosofía clara: la búsqueda de un animal rústico, capaz de adaptarse a las condiciones de la Cuenca del Salado. “Necesito que el animal tenga una performance de producción que no se interrumpa por falta de comida , por una sequía o inundación. Fue un proceso de muchos años de ir descartando lo que no servía y quedándome con lo que respondía”, detalla.

El resultado habla por sí solo: “Hace siete años mantenemos porcentajes de preñez excelentes y una tasa de mellizas que ronda el 60%”.

Mirada al futuro: genética inglesa y Congreso Mundial

 “Nos hizo muy bien incorporar genética del país de origen. Le dio una refrescada a nuestras majadas que venían cerradas entre nosotros durante mucho tiempo”, analiza.

El desafío, advierte, es usarla con criterio: “Hay que saber seleccionar lo que realmente aporta a la raza. Si el evento se concreta como esperamos, va a ser muy positivo poder escuchar la mirada de criadores de otros países y compartir las problemáticas que tenemos todos”.

Sobre el Congreso remarcó “.Creo que va a ser un evento muy importante para mostrar el potencial de la Argentina”.

Una familia entre ovejas y sueños

Pablo vive con su esposa y sus dos hijos, Facundo y Mateo, en la cabaña. Una hija mayor estudia en La Plata, pero vuelve cada vez que puede. “Somos cinco, vivimos en el campo. Ver a mis hijos involucrarse me da una enorme satisfacción”, confiesa con emoción.

La historia familiar tuvo un momento inolvidable este año, cuando Facundo, de apenas 12 años, entró a la pista en Palermo en lugar de su padre, que no pudo hacerlo por cuestiones de salud. “Se me cayeron las lágrimas. No es solo la continuidad, es el orgullo de ver que tu hijo valora tu trabajo. Que entienden que todo se gana con esfuerzo”, dice con la voz quebrada.

“Siempre les digo que el trabajo no da resultados de un día para el otro. Que si ponen el mismo empeño, mal no les puede ir. La idea es que me superen, que sean mejores que yo y logren más de lo que yo pude lograr”, agrega con una sonrisa.

Para emocionarse : https://portalagropecuario.com.ar/facundo-hernandez-nino-rural-veterinario/

Entre premios y valores

A lo largo de tres décadas, la cabaña cosechó numerosos reconocimientos. “No me dediqué exclusivamente al animal de show, pero en las regionales hemos obtenido varios grandes campeones y reservados y primeros premios. En Palermo logramos algunos premios con borregas y este año el reservado campeón carnero con los mejores datos de la muestra”, recuerda.