
Una cosecha récord de 13 millones de toneladas genera alivio para los consumidores, pero hunde los ingresos de los agricultores
Este año, los agricultores alemanes sembraron 18.800 hectáreas más de papas que el año pasado, alcanzando la mayor superficie cultivada en los últimos 25 años. El resultado: un excedente histórico que disparó la oferta, derrumbó los precios y generó un nuevo dolor de cabeza para el campo germano.
En los supermercados, los consumidores celebran. Las papas cuestan hoy un tercio menos que el año pasado, un respiro tras años de inflación. Pero del otro lado, los productores pagan el precio del exceso. Muchos enfrentan dificultades para colocar su producción y algunos incluso se vieron obligados a descartar parte de la cosecha.
“Seguimos cosechando papas frescas cada semana, pero estamos a fines de octubre y tenemos cantidades que no podremos vender. Tendremos que buscar otras alternativas”, explica una agricultora que resume la situación que viven miles de productores en todo el país.
El fenómeno tiene explicación. Tras un 2024 con precios muy atractivos, numerosos agricultores apostaron por el tubérculo sin asegurar contratos de venta para la industria del almidón o las papas fritas. La apuesta parecía segura, hasta que el clima jugó a favor de todos: lluvias abundantes en junio y julio, y un agosto soleado, las condiciones ideales para una cosecha récord.
Según las proyecciones, Alemania producirá este año cerca de 13 millones de toneladas de papas, un 15% más que el año pasado. El país, que ya lidera el mercado europeo en leche, carne de cerdo y papas, enfrenta así un desafío inesperado: cómo gestionar el exceso sin destruir la rentabilidad de los agricultores.
Algunas cooperativas, como la de Lilian Guzmán, logran amortiguar el golpe. Su grupo, integrado por 35 miembros, comercializa buena parte de su producción directamente al consumidor. “Es fundamental diversificar. Tenemos vacas nodrizas, una planta de biogás y distintos productos. Esa variedad nos ayuda a resistir”, explica.
Aunque la agricultura representa apenas algo más del 1% del PIB alemán, su papel sigue siendo clave para el abastecimiento y la estabilidad alimentaria del país. Este año, sin embargo, la abundancia se transformó en un problema. Y mientras los consumidores disfrutan papas más baratas, los productores enfrentan una dura realidad: el éxito de la cosecha no siempre se traduce en buenos resultados.
Con información de DW Noticias en español.
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