
La Unión de la Industria Cárnica Argentina, junto a otras cámaras del sector, inició una serie de encuentros con organismos públicos para avanzar en la mejora de la calidad y la transparencia en toda la cadena.
La articulación entre el sector público y privado vuelve a cobrar impulso dentro de la industria alimentaria. La Unión de la Industria Cárnica Argentina (UNICA), en conjunto con la Cámara de la Industria y el Comercio de Carnes y Derivados (CAICHA) y representantes de la Cadena de Valor Porcina, puso en marcha una agenda de trabajo con organismos estatales clave para la regulación y control del sector.
Ya se concretaron reuniones formales con autoridades del Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (SENASA) y la Secretaría de Agricultura, Ganadería y Pesca. Además, se solicitó un encuentro con directivos de la Administración de Recursos y Control Alimentario (ARCA). Según informaron las entidades participantes, la recepción por parte de los funcionarios fue “muy positiva”, lo que abre las puertas a una dinámica de diálogo que aspira a sostenerse en el tiempo.
Una agenda compartida para mejorar la cadena
Entre los principales temas abordados se destacan la mejora de la calidad, la inocuidad alimentaria y la trazabilidad de los productos cárnicos. Sin embargo, el trabajo no se limita al plano técnico: también se puso sobre la mesa la necesidad de avanzar en acciones coordinadas para combatir la evasión fiscal y las prácticas comerciales desleales que distorsionan el mercado.
“La idea es que estos encuentros se mantengan de forma periódica y que sirvan para generar soluciones concretas a problemáticas que afectan a todos los actores de la cadena”, señalaron desde una de las cámaras organizadoras.
Mirada federal y compromiso multisectorial
El proceso también incluye a cámaras y empresas del interior del país, que participaron de reuniones virtuales con el objetivo de sumar una visión federal a las propuestas. La estrategia apunta a conformar mesas técnicas de trabajo integradas por representantes públicos y privados, donde se pueda avanzar en normativas más claras, controles más efectivos y una mayor transparencia.
Desde el sector industrial consideran que este acercamiento es clave para mejorar la competitividad, consolidar estándares de calidad y fortalecer la confianza del consumidor tanto en el mercado interno como en las exportaciones.