
Tras el dramático brote de 2023, la llegada de las lluvias reactiva la amenaza de una enfermedad viral que ataca sin piedad a los caballos y que ya ha dado el salto a las personas. Con el vector —el mosquito— en plena proliferación, la única barrera que separa al país de una nueva crisis sanitaria es la vacuna. El reloj corre.
Con la llegada de las lluvias y los mosquitos, se renueva la preocupación en el campo argentino por la encefalomielitis equina, una enfermedad viral que vuelve a amenazar a los caballos y, en algunos casos, también a las personas. Tras el brote que sacudió al país en 2023, la prevención a través de la vacunación se consolida como la herramienta más efectiva para evitar otra crisis sanitaria.
Una escena que duele
En San Antonio de Areco, un pequeño productor rural todavía recuerda con angustia aquella madrugada. “La yegua no se movía. El potrillo la olfateaba, la empujaba, esperando que se levante. Fue terrible”, cuenta con la voz entrecortada. La encefalomielitis había golpeado a su tropilla y el virus avanzaba rápido. “Vacuné después de perderla, pero ya era tarde. Aprendí por las malas que hay que anticiparse”, reconoce.
Una historia similar se vivió en el Partido de 25 de Mayo, donde Gustavo Azpeitia, de Estancia Vallimanca, atravesó momentos difíciles con su caballada. “Nos apareció un caso bastante crítico, dentro de varios que tuvimos, y ese nos cobró la vida de un caballo. Después, un potrillo de ocho meses también murió. Estoy hablando de unos 120 caballos en total, así que dentro de todo creo que la sacamos bastante barata para lo que fue”, relató.
“Fue un momento muy duro —agregó—, ver a los animales cómo quedaban, cómo se alargaban en el piso, pateaban, hacían cosas que impresionaban. Algunos que lograron recuperarse quedaron con secuelas: problemas para asentarse o cambios de carácter, en caballos que siempre habían sido muy mansos.”
Los testimonios de campo reflejan con crudeza el impacto del virus. La enfermedad, transmitida por mosquitos que actúan como vectores del virus desde aves y roedores hacia los equinos, puede provocar fiebre, alteraciones neurológicas, pérdida del equilibrio y, en los casos más graves, la muerte del animal.
El riesgo también alcanza a las personas
En 2023, Argentina registró casos humanos de encefalomielitis equina por primera vez desde 1996. Uno de ellos fue el de un peón rural de Las Toscas, en el norte de Santa Fe, que contrajo el virus tras semanas de trabajo en zonas inundadas. “Ingresó con fiebre alta, mareos y signos neurológicos. El cuadro fue grave, pero respondió bien al tratamiento y logró recuperarse”, detallaron desde el Hospital Central de Reconquista.
El episodio sirvió de advertencia: el virus no distingue especies. Si los caballos enferman, el riesgo para los humanos también crece.
Más allá de la encefalomielitis: un problema de salud pública
La encefalomielitis equina no es la única amenaza que viaja en las alas de los mosquitos. Estos insectos son transmisores de una amplia gama de enfermedades que afectan tanto a animales como a humanos, convirtiéndolos en un problema de salud pública.
Entre las más conocidas se encuentran el dengue, el zika y el chikungunya, que han causado brotes significativos en la región. En el ámbito de la sanidad animal, los mosquitos también pueden transmitir la dirofilariosis (conocida como el “gusano del corazón”) en perros y gatos, además de otras enfermedades virales.
La prevención y el control de la población de mosquitos son, por lo tanto, una tarea crucial que beneficia a toda la comunidad. El cuidado de los caballos y las medidas de saneamiento ambiental —como eliminar el agua estancada o aplicar productos repelentes y larvicidas— forman parte de una misma estrategia sanitaria.
Vacunar antes de que sea tarde
“Los caballos, al igual que las personas, deben ser protegidos antes de que el riesgo sea inminente”, enfatiza la veterinaria especializada en equinos María Laura Tiscornia. Esperar a que aparezcan los primeros síntomas es una decisión riesgosa: “Cuando el virus se manifiesta, muchas veces ya es tarde. La vacunación es una inversión que salva vidas y evita pérdidas enormes”, remarca.
“Hoy tenemos la dicha de contar con la vacuna para prevenir esta enfermedad y reducir drásticamente la mortalidad”, señaló a los medios la médica veterinaria Lucila Bértoli
Leonardo Mauro, jefe técnico de Animales Familiares y Equinos de Tecnovax, señala que la vacuna debe aplicarse a partir de los dos meses de vida en animales sanos y que luego de la segunda dosis “se logra una respuesta inmune más rápida, sólida y duradera”. Además, recuerda que debe ser aplicada exclusivamente por veterinarios y que siempre es necesario tomar la temperatura del equino antes de inocular, para evitar hacerlo en animales que ya estén cursando la enfermedad.
Una lección aprendida
Durante el brote anterior, las autoridades sanitarias convocaron a empresas productoras de vacunas para contenerlo y solo una pudo abastecer la demanda. Hoy, advierten que la responsabilidad final es de los propietarios y las autoridades sanitarias. “La vacuna está disponible, lo que falta muchas veces es conciencia”, reconocen desde el sector.
En un año de lluvias intensas y proliferación de mosquitos, la consigna vuelve a ser clara: prevenir es la única forma de proteger. Porque en el campo, como en la vida, algunas lecciones llegan demasiado tarde.
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