11 de septiembre de 2025

Portal Agropecuario

El Campo por todos los medios

Tres empanadas y un millón de hectáreas bajo el agua

La postal se repite con un dramatismo que ya parece rutina. En el corazón bonaerense, la lluvia no dio tregua desde febrero y, en apenas seis meses, 9 de Julio acumuló 1.300 milímetros, cuando la media anual apenas llega a 800 o 900. Sólo en el segundo mes del año cayeron 400 milimetros. SEl saldo está a la vista: campos anegados, caminos imposibles, lotes intransitables y productores que ven cómo el agua se lleva la cosecha… y la paciencia.

Los números son contundentes. El INTA local informó que en 9 de Julio había 120.000 hectáreas bajo agua sobre un total de 390.000. Pero tras las lluvias de fines de agosto, la estimación ya ronda las 200.000. Y la tragedia no se queda en este distrito: Carlos Casares, Bolívar, Pehuajó, Lincoln, Henderson y Guaminí también se suman a la lista. Confederaciones Rurales de Buenos Aires y La Pampa lo sintetizó sin vueltas: en toda la provincia, un millón de hectáreas bajo agua. Un millón.

Frente a semejante escenario, la sensación de los productores, salvando las distancias y parafraseando al cine argentino, es que saben lo que tienen para comer: tres empanadas. Con mucha agua.

La política también tuvo su capítulo. En 9 de Julio se organizó una reunión abierta convocada por la Sociedad Rural Argentina. Los productores esperaban escuchar propuestas, un plan, aunque sea un horizonte distinto. Lo que llegó fue el Secretario de Agricultura, Sergio Iraeta, que se sentó entre ellos y compartió su historia personal: que en 1987 su familia en Daireaux estuvo tres años bajo agua, que sabe lo que es “dramático, espantoso y horrible”. Y que por eso estaba ahí… para escuchar.

Durante el encuentro, el presidente de la Sociedad Rural Argentina, Nicolás Pino, en diálogo con El Regional Digital, delineó: «vamos a estar donde suceden las cosas, que es en los diferentes lugares de la Argentina y donde están los productores. Así que en esa dinámica tratamos que una comisión directiva por mes llevarla a diferentes puntos del país. Y bueno, hace un mes habíamos decidido estar acá en 9 de Julio porque se veía que la situación venía complicada. 9 de Julio, Casares, Bragado», dijo.

Los reclamos que se han hecho desde Sociedad Rural local han sido constantes por las vías institucionales y recién en los últimos días, hace 15 o 20 días, la provincia de Buenos Aires comenzó a hacerse presente y, recién ayer, la Nación con la llegada del ministro. Durante la reunión, un productor y el presidente de la entidad nuevejulense , Hugo Enriquez, le hicieron expreso el recordatorio sobre la carta abierta dirigida por la entidad al presidente Milei el 20 de agosto solicitando respuestas para el distrito.

Los planteos fueron claros: obras sobre el río Salado, más homologaciones de emergencia agropecuaria, alivio en la presión impositiva. La respuesta fue la de siempre: que está “en agenda”, que ya se homologó una tanda, que vendrán más, que se analizarán vencimientos. Y, de paso, un repaso de otros temas: el regreso a foja cero del INTA, la reunión con la Mesa de Enlace por el tema del INTA y la visita de autoridades chilenas por la suspensión de envios de carne patagonica a partir de la medida que permitió el ingreso de carne con hueso plano detras de la barrera patagónica. Asuntos importantes, sí, pero nada que resuelva la urgencia de quienes tienen el agua en la puerta del casco.

Y mientras tanto, en un editorial publicado en la revista de la Cámara de Productores Lecheros del Oeste Bonaerense (CAPROLECOBA) de este mes, la entidad manifestó  con crudeza se han excedido todos los límites en la desatención de nuestra comunidad, que en términos lecheros, realiza el 60% de la leche producida en Buenos Aires y el 18% de la leche producida en el país. Y es hora de decir ¡basta! Todas las instancias de gobierno ya mencionadas deben coordinarse y poner un punto final a esta dolorosa situación, más allá de cualquier elección que haya en la agenda. Es imprescindible saldar esta deuda que tienen con nuestra región y su gente.”

La escena es brutal. Un millón de hectáreas bajo agua, productores que reclaman soluciones y un Estado que responde con lo de siempre. Tres empanadas. Mojadas. Y una política que se conforma con escuchar, mientras el agua sigue subiendo.