
Con más de 20 años como inspector de la Asociación Argentina de Angus, el médico veterinario recorre el país seleccionando vientres y marcando el rumbo silencioso de una raza que hoy está en el podio mundial.
La historia de Mario Castelo es la de un profesional que eligió caminar el campo más que los escritorios. Médico veterinario recibido en 1987 en la Universidad Nacional de La Plata, ejerció la profesión de forma privada hasta que en 2004 recibió una convocatoria que marcaría su rumbo: ser parte del cuerpo de inspectores de la Asociación Argentina de Angus. La institución, por entonces presidida por Leo Whertein, lanzaba el programa “Madre Angus Seleccionada”, y Castelo fue uno de los profesionales fundacionales del sistema.
“No sé si tengo una vasta trayectoria, pero son muchos años, y la verdad es que esta raza camina sola”, asegura con humildad. Su tarea, sin embargo, está lejos de ser rutinaria. Recorre establecimientos ganaderos de todo el país seleccionando hembras bajo estrictos estándares fenotípicos y productivos. Y aunque los inspectores no entregan premios ni cucardas, la función es comparable a la de un jurado de pista: elegir a los mejores “separando la paja del trigo” , como le gusta decir.
La calidad es el eje que atraviesa todo su trabajo. “El animal angus que buscamos debe ser equilibrado, caminar bien, tener una estructura sólida y una conformación carnicera marcada. Lo que seleccionamos tiene impacto directo en la producción de carne: no se trata solo de estética, se trata de eficiencia y resultados”, remarca con convicción
“La responsabilidad es muy grande —advierte— porque el productor confía en lo que seleccionamos. Desde que ingresamos al campo hasta que marcamos los animales con la A ( Puro Contralado) o la AS ,(Angus Seleccionada) estamos decidiendo qué va a proyectarse como futuro del rodeo”.
El programa de “Madre Angus Seleccionada” permitió que miles de criadores con vacas generales pudieran integrarse al sistema de registros. Según Castelo, eso expandió la base genética de la raza y democratizó el acceso a herramientas de mejora. “En dos años se incorporaron más de 150.000 madres al programa”, remarca.
Y va más allá. Cita un trabajo que le toco realizar, en el que se midieron los resultados de vientres seleccionados frente a otros del mismo rodeo. “Comiendo lo mismo, bebiendo el mismo agua, los terneros de madres seleccionadas pesaron en promedio 18 kilos más al destete. Eso demuestra que el ojo entrenado también genera kilos, y por ende, rentabilidad”.
En paralelo a la mejora genética, la raza Angus ha avanzado en agregar valor a su producto final: la carne. “La Asociación Argentina de Angus logró instalar una línea de carne Angus Certificada de altísima calidad. Es carne premium, identificada por su terneza, sabor y marmoleo, que compite con las mejores del mundo. Hoy, esa certificación es una herramienta comercial poderosa para el productor y una garantía para el consumidor”, explica.
Pero la genética y la selección no caminan solas. Castelo también destaca los avances en nutrición animal. “Hoy se están usando limitadores de consumo, una tecnología que permite ajustar exactamente cuánto come un animal por día. Si se busca que coma 5 o 10 kilos, se formula la ración para que se sacie en ese punto. Esto evita excesos, mejora la conversión y permite una alimentación más precisa”, comenta.
Pero Mario Castelo no se queda solo en lo técnico. Tiene una visión apasionada sobre la ganadería argentina. “Hoy la genética, la alimentación y la sanidad están al alcance. Pero hay un cuarto elemento que es la selección. Es la clave para evolucionar”. También cree que la educación es fundamental para el crecimiento del sector. “La agricultura se volvió de precisión, el ganadero tiene que tecnificarse. No para dejar las tradiciones, sino para producir más y mejor”.
En el cierre de su carrera, con el retiro cercano, confiesa que su sueño es que el productor argentino alcance mayor nivel educativo y que la ganadería nacional se posicione entre las mejores del mundo. Y deja una novedad: el nuevo programa TAC, Ternera Angus Certificada, que permite identificar y comercializar terneras de elite, incluso antes del primer servicio.
“Es una tarea silenciosa —reflexiona— pero cuando uno marca una madre como seleccionada o un puro controlado, siente que ese animal ya cruzó la meta. Y eso, aunque no tenga medallas, es una forma de excelencia”, concluye.
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