El Circuito Angus del Litoral realizó este fin de semana la primera jura de la raza en todo la Argentina en la Sociedad Rural de Villaguay (Entre Ríos), bajo estrictas medidas de seguridad por la pandemia sanitaria, con la participación de 15 cabañas y más de 100 reproductores, entre machos y hembras, con buenas ventas en los remates que tuvieron una importante asistencia de compradores acreditados.
Villaguay fue el puntapié inicial para las actividades del circuito Litoral de Angus que seguirá próximamente en Federal, también cumpliendo el mismo protocolo sanitario.
Las ventas no se vieron afectadas por las medidas que demanda el Coronavirus, ya que los precios alcanzaron un máximo de 300 mil pesos y con un promedio de $ 256.600; mientras que los Puros Controlados alcanzaron un máximo de 200 mil pesos y un promedio de $ 147.100. Las hembras, por su parte, tuvieron ventas por 155 mil pesos en Puros de Pedigree y de un máximo de 107 mil pesos en Puros Controlados, con un promedio de $ 84.072.
El director de Angus del Litoral, Julián Pessolani, destacó la importancia de realizar esta actividad a pesar de las limitaciones que imponen los cuidados sanitarios que hay que tener por la pandemia de Coronavirus y aseguró que “fue un éxito tanto por la cantidad de animales presentados como por las ventas”.
“Pese a las particularidades de este año y los cambios que obligatoriamente debió tener la muestra, los criadores acataron todas las reglamentaciones y se pusieron a disposición”, sostuvo Pessolani, quien resaltó el “trabajo en equipo de Angus Litoral, tanto de criadores como miembros de la comisión”.
“Había mucho en juego porque era la primera de la provincia y la primera del país, entonces se transformó en un espejo donde van a mirarse el resto de las muestras. Es importante -sostuvo Pessolani- que los que tienen un canal comercial lo puedan seguir teniendo y los criadores puedan seguir vendiendo pese a todo”.
Protocolo
El protocolo que debieron cumplir obligaba a todos a usar tapabocas, mantener distancias sanitarias (“dos metros como ideal y 1,5 como aceptable”), saludarse con el codo, no compartir mates ni utensilios, e incluso afectaron la entrega de premios, ya que los trofeos debían ser sanitizados con alcohol al 70 por ciento y dejados en la mesa donde era retirado por el ganador. No podían ingresar más de 2 personas por cabaña.