El presidente de la Sociedad Rural de Río Cuarto habló sobre el presente del agro, el rol dirigencial, las exposiciones rurales y su mirada sobre el vínculo con el actual Gobierno. Firmeza, convicción y compromiso desde el territorio.
Heraldo Moyetta no necesita rodeos para definirse: “Un ciudadano común, un productor agropecuario que lleva adelante una empresa familiar y que intenta hacer algo por el sector”. Desde ese lugar simple pero potente, preside una de las rurales más influyentes del país: la Sociedad Rural de Río Cuarto, con 90 años de historia, fuerte presencia institucional y una activa agenda territorial.
“Dirigimos desde el campo, no desde un escritorio”, dice con convicción. Y lo refrenda con hechos: la Expo Otoño, que acaba de finalizar, congregó genética, concursos de novillos, charlas técnicas, jornadas ovinas, exposiciones equinas y hasta congresos sobre inteligencia artificial y empresas familiares. “No es una muestra menor, es distinta. Integra campo, ciudad y universidad. Y termina con lo más importante: el almuerzo de la familia”, resume Moyetta.
En diálogo con Portal Agropecuario, el dirigente reflexionó también sobre la Argentina agroindustrial que no termina de asumirse como tal. “No es por capricho: tenemos territorio, clima, genética y conocimiento para serlo. Pero seguimos estigmatizando al que produce”, lamenta. Para él, la política tradicional no ha sabido generar un proyecto de país duradero: “Todo gira en torno a la próxima elección. Así es difícil pensar en grande”.
Sobre el vínculo con el actual Gobierno nacional, Moyetta se muestra cauto pero esperanzado. Valora los cambios de tono y algunas señales hacia el sector, aunque reconoce que las retenciones siguen siendo una espina clavada. “No nos gusta escucharlo, pero al menos hay una diferencia con el relato anterior. Este Gobierno no miente sobre lo que no puede hacer. Confiamos en que cumplan la promesa de eliminarlas cuando sea posible”, asegura.
En un país donde muchas veces la dirigencia se aleja del territorio, él defiende la esencia de su rural: “Todos nuestros dirigentes viven y producen en el campo. Sabemos lo que es perder una cosecha, pagar una tasa sin retorno, o que no pasen los chicos por los caminos intransitables”.
La entrevista termina con una confesión personal: “Sueño con un país honesto, donde tiremos todos del mismo carro. Un país que no nos expulse ni nos haga pelear por sobrevivir. Porque cuando nos pongamos de acuerdo, a esta Argentina no le va a faltar nada”.
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