En un contexto donde la pobreza afecta a más de la mitad de la población argentina y 6 de cada 10 niños dependen de comedores para alimentarse, Banco de Alimentos Buenos Aires hace un llamado a la industria agroalimentaria para sumar esfuerzos y garantizar un futuro mejor para las infancias.
La eficiencia en la producción, la preservación de los recursos naturales y el respeto por la naturaleza son principios que guían a la industria agroalimentaria de nuestro país. En este momento crucial, esa experiencia puede traducirse en un impacto aún mayor. La industria tiene la capacidad de aportar alimentos de alta calidad nutricional, fundamentales para que los niños puedan crecer, aprender y desarrollarse de manera sana.
“El trabajo del agro no solo es clave para alimentar a la población, sino también para asegurar un futuro sostenible. Hoy hacemos un llamado para que ese esfuerzo y compromiso llegue a quienes más lo necesitan. La alimentación de los niños es la base sobre la cual se construye el futuro de nuestro país”, comenta Fernando Uranga, director general de Banco de Alimentos Buenos Aires.
Desde su fundación en 2001, Banco de Alimentos Buenos Aires se ha posicionado como referente en la acción contra el hambre, actuando como puente entre las empresas que desean colaborar y quienes sufren hambre. En un contexto que lo desafía, la organización apela a los valores compartidos de la sociedad argentina con su nueva campaña y bajo el lema: “Si sos argentino, sos de compartir”, invitando a todos a tomar conciencia sobre esta problemática y formar parte de la solución.
Banco de Alimentos Buenos Aires solicita donaciones de alimentos y productosaptos para el consumo humano. Con la ayuda de sus voluntarios, clasifica la mercadería, para luego almacenarla en su Centro de Distribución propio en Benavídez. Este espacio cuenta con 2.900 m2, 6 bocas de expendio, 4 bocas de recepción, 2 cámaras de frío de 400 m2 y una playa de maniobras con 3.800 m2. Este espacio les permite atender de manera más eficiente a las organizaciones sociales.
Actualmente, la organización articula con más de 1.300 comedores y merenderos distribuidos en Capital Federal y Gran Buenos Aires, logrando impactar en la vida de 356.000 personas todos los días, en su mayoría niños y adolescentes. “Queremos aumentar cada año la cantidad de kilos de alimentos que entregamos, pero también nos interesa que esa comida sea saludable y nutritiva. Desde carnes y lácteos hasta cereales, frutas y vegetales, estos productos tienen un rol fundamental en la mejora de la nutrición infantil”, agrega Uranga.
El hambre es un problema que nos atraviesa como sociedad. Juntos podemos transformar esta crisis en una oportunidad de construir un país más justo, donde ningún niño se quede sin un plato de comida.