El Gobierno Nacional ha introducido modificaciones significativas en la gestión de la tipificación bovina, con la ambiciosa meta de alcanzar el 100% de tipificación en la faena. Esta metodología, que clasifica al animal tras la faena según su categoría, edad, sexo, terminación y conformación, es crucial para determinar la calidad del producto y agregar valor en cada eslabón de la cadena de la carne.
La reciente Resolución 96/2024 de la Secretaría de Agricultura, Ganadería y Pesca establece la derogación de ocho normativas anteriores, entre ellas las Disposiciones 1962/04 y 2557/03, y las Resoluciones 75/73, 130/77, 418/73, 282/70, 956/97 y 240/90. Además, modifica dos normativas (1165/11 y 400/01) y mantiene la vigencia de otras cinco.
Con esta resolución, se introduce la categoría opcional de «Tipificador de carnes» en cada frigorífico, con el objetivo de ampliar el porcentaje de carne tipificada en más plantas. Actualmente, solo el 65% de la faena nacional está tipificada en 78 plantas. La nueva normativa apunta a cubrir el 100% de la faena en tres etapas, ajustadas al tránsito y volumen de faena de cada planta.
Entre los cambios, la resolución flexibiliza ciertos requisitos para facilitar su adopción, como la elección de sistemas de identificación y mejoras en la capacitación de tipificadores. Además, la inscripción de nuevos tipificadores será más transparente, en un esfuerzo por modernizar y asegurar la calidad de la carne argentina en el mercado global.
Sin embargo, no todos en el sector comparten el optimismo del Gobierno. El ingeniero Segundo Acuña, uno de los especialistas en carne más reconocidos de Argentina, expresó sus dudas sobre la efectividad de los «tipificadores de carnes». «Son una expresión de deseos que no se compadece con la realidad del comercio de carnes, ni implican suficientes garantías de calidad para la misma», señaló Acuña.
Acuña advierte que la medida carece de claridad en su implementación. «Me temo que quieren hacer algo, pero no saben por dónde arrancar», afirmó, sugiriendo además que los tipificadores podrían ser externos, lo cual podría parecer favorable, pero teme que, para preservar sus empleos, estos profesionales «seguirán aceptando sugerencias» en lugar de ejercer un control riguroso. «Una lástima, le erraron el vizcachazo», lamentó.
La preocupación aumenta al considerar que la normativa entrará en vigencia el 1° de septiembre, sin que aún se haya reglamentado en detalle. «No se señala en qué tipo de frigoríficos se usará, cuántos tipificadores tendrán las plantas (Europa exige más de dos para las faenas con su destino), ni cómo se controlarán», criticó Acuña. Para el especialista, la tipificación debe ser vista como una herramienta de contralor oficial, que, aunque relacionada con la calidad, no es su principal objetivo.
Acuña subraya que gran parte del consumo de carne en Argentina sigue realizándose en medias reses, lo que hace que la «tipificación de carne» resulte, en la práctica, un concepto abstracto y poco aplicable a la realidad del mercado actual.
Por ultimo dejó bien en claro que bien implementada la tipificación le otorga la «cédula verde» a cada animal, respaldando al sector y en especial cuidando a los productores, para bien de la actividad toda, ya que es una tarea de contralor, resultando accesorio lo de calidad