Federico Manfroi destaca el avance de la raza y el trabajo de la asociación para vincular al productor con el consumidor, apuntando a cortes accesibles, carne de calidad y presencia en góndola.
Federico Manfroi no es un recién llegado a la pista. Desde Cabaña La Manfrina, ha recorrido muchos Palermos y conoce de cerca tanto la evolución genética de la raza Hampshire Down como el crecimiento institucional que impulsa hoy la asociación. Pero en esta edición, asegura, hay algo diferente: la firme decisión de mostrarle al consumidor qué hay detrás del cordero que llega al plato.
“La genética ha avanzado mucho, sobre todo con líneas inglesas que mejoran lo que buscamos como criadores”, afirma. Pero no se trata solo de producir animales premiados: la visión va más allá. “Estamos apuntando fuerte a la parte productiva, lo que mostramos en el Patio Brangus tiene ese objetivo. Queremos que la gente entienda que ese animal llega al plato y se puede disfrutar”, agrega.
Con apoyo de referentes como Christian Petersen y el trabajo en vivo de desposte que lidera Miguel y el costillar que cocina Pitu , el equipo de Hampshire Down se propuso acercar el cordero a la gente. “Mostramos cómo se trabaja la carne, qué cortes se pueden obtener. Eso sorprende a muchos. Hay variedad, calidad y posibilidades”, explica Manfroi.
La asociación busca romper con la vieja idea de que el cordero es solo para reuniones grandes. “Antes había que juntar 10 personas para comer uno. Hoy queremos que cualquiera pueda comprarse su bife de cordero en la carnicería o en un supermercado. Ese es nuestro desafío”, afirma.
Los obstáculos, reconoce, son varios. No tanto la estacionalidad, sino la articulación entre criadores, frigoríficos y comercialización. “Necesitamos stock, infraestructura, logística y un sistema que premie al que produce Hampshire con valor agregado”, plantea. “Nos falta, pero vamos camino a lograrlo”.
Y concluye con la convicción del productor que cree en lo que hace: “Le estamos metiendo todo para adelante”.
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