¿Es la carne cultivada realmente más sustentable?


En su columna semanal Producción Sustentable , Patricia Van Ploeg aborda el complejo debate sobre la producción de carne cultivada, un producto que promete revolucionar la industria alimentaria bajo un matiz sustentable, pero que enfrenta cuestionamientos sobre su verdadero impacto ambiental.

El crecimiento sostenido de la población mundial proyecta desafíos significativos para garantizar el abastecimiento de alimentos en las próximas décadas. En este contexto, la carne cultivada emerge como una alternativa para quienes buscan reducir el consumo de carne tradicional sin renunciar a la ingesta de proteínas. Sin embargo, su aceptación no está exenta de polémica, especialmente frente a la resistencia de las industrias ganaderas tradicionales, que la perciben como un competidor directo.

¿Es la carne cultivada realmente más sustentable?

Un reciente informe científico estadounidense, publicado en un portal especializado, plantea serias dudas sobre la sustentabilidad de la carne cultivada. Según el estudio, los sistemas actuales de producción de carne de laboratorio no garantizan un menor impacto ambiental en comparación con los métodos tradicionales. De hecho, la carne cultivada podría tener un impacto significativamente mayor si no se logra la transición completa de los ingredientes farmacéuticos a insumos alimenticios más accesibles y sostenibles.

Entre los principales desafíos destacan la optimización de medios de crecimiento celular, necesarios para alcanzar rendimientos industriales eficientes, y la incorporación de biorreactores en cantidades suficientes para satisfacer la demanda global. Estas transformaciones implicarían un alto consumo de energía y materiales, lo que ampliaría considerablemente la huella ambiental de la producción.

Contaminación y complejidades técnicas

El informe también alerta sobre los riesgos de contaminación asociados con el uso de componentes menos refinados en los medios de cultivo. Esto podría obligar a las instalaciones a implementar procesos de descontaminación altamente demandantes en recursos, agravando el impacto ambiental.

Aunque algunos estudios ambientales previos predijeron beneficios para la carne cultivada, el reciente análisis estadounidense pone en duda estas conclusiones, al basarse en datos actuales y no en avances tecnológicos hipotéticos. Según los investigadores, los modelos fundamentales tienden a subestimar el impacto ambiental real debido a que la industria aún está en una etapa incipiente.

Un mercado en expansión

A pesar de las controversias, la carne cultivada ha ganado terreno en el mercado global. Singapur fue el primer país en autorizar su venta en 2020, y desde entonces, Múltiples empresas han invertido más de 3.000 millones de dólares anuales en su desarrollo. Actualmente, se producen variantes de carne de res, pollo y otras proteínas que se emplean principalmente en hamburguesas y salchichas.

Conclusiones

Aunque la carne cultivada representa una innovadora alternativa alimentaria, los hallazgos científicos actuales subrayan que su viabilidad ambiental aún está lejos de superar a la carne tradicional. El desarrollo de tecnologías más eficientes y sustentables será crucial para que esta industria cumpla con su promesa de ser una solución real al desafío global de la alimentación sustentable. Por ahora, el camino hacia una producción verdaderamente ecológica sigue siendo largo y lleno de obstáculos.